¿HAY ALGUIEN AHÍ? LLAME A FEDERICA

Articulo originalmente publicado en la revista LA GRIETA On line el 2 de febrero de 2015.

Me van a disculpar que empiece con la archiconocida pregunta retórica de Kissinger sobre la Unión Europea: ¿A quién debo llamar? Pregunta que aún hoy es de difícil respuesta. No obstante, si algo apuntan las maneras de la nueva alta representante de la UE para Asuntos Exteriores en Política de Seguridad (lady PESC), la italiana Federica Mogherini, es que ella está dispuesta a recibir la llamada que tanto estamos esperando.

Federica Mogherini – Fotografía de Tierry Ehrmann

Ciertamente, su punto de partida no es el mejor de los posibles. Su antecesora, lady Ashton, ha realizado un trabajo que podemos calificar de eficiente de puertas para dentro: echar a andar la maquinaria europea del servicio exterior no es baladí, pero sí gris, y la repercusión pública de su actividad ha sido, por decirlo diplomáticamente, escasa.

Con esos antecedentes, nuestra nueva alta representante llegó al cargo bajo miradas suspicaces, ya que en su contra se adujo su escasa experiencia en un puesto ministerial. Cierto, carece de una prolongada carrera en el área, sin embargo a su favor tiene que, desde 2008, se ha mostrado activa (por ejemplo en el Consejo de Europa) y desde que ha ocupado el cargo ha mostrado no tener miedo a la tarea, estrenándose con llamadas de atención como la declaración para el reconocimiento del Estado palestino y la frenética agenda de viajes en este último mes.

Mientras, en la lista de asuntos pendientes que tiene por delante Mogherini, en orden de importancia, según un servidor, estos son los más relevantes:

  • Rusia (y el conflicto en Ucrania): gran asignatura pendiente de la UE como unidad. Aquí el entendimiento con el presidente del Consejo, el polaco Donald Tusk, será clave para poder presentar una imagen y discurso uniforme frente a Putin.
  • Mediterráneo y Oriente Medio: inmigración, terrorismo, países en guerra, crisis económica, conflicto israelí-palestino y todo ello en el patio trasero de la UE. Sin duda, habrá de saber coordinarse con los países miembros de la cuenca mediterránea y con los demás comisarios afectos. A su favor, venir de un país mediterráneo (y el apoyo de su primer ministro Renzi).
  • Candidatos y países vecinos : asunto poco visible a priori. Las exrepúblicas yugoslavas, ahora encarriladas, siempre están prontas a salir de la línea marcada, junto con una Turquía bajo el liderazgo de Erdogan, quien se debate entre su rol con la UE y convertirse en potencia regional independiente.
  • Tratado libre comercio con EE. UU.: patata caliente donde las haya, para ella y toda la Comisión. Las negociaciones han sido criticadas por el oscurantismo con el que se llevan. Será una asignatura clave para ver el juego en equipo de Mogherini.
  • G-20, Asociación del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) y China: aquí la dificultad radica en la multitud de asuntos político-comerciales, a los que hay que sumar el tener que lidiar con un coro de 28 voces, cada una con prioridades e intereses dispares, y el ser capaz de sacar el máximo rendimiento a las herramientas de las que dispone la UE.
  • América Latina y África subsahariana: los grandes olvidados de la política exterior comunitaria. ¿Ocuparán un puesto relevante en la nueva agenda de lady PESC?¿Podrá recuperar el terreno perdido frente a China?
  • ¿ONU-Consejo de seguridad?: Este punto es una hipótesis, pero, ¿en caso de producirse la tan esperada, pero nunca llegada, reforma del consejo, será capaz la UE de agruparse en un solo asiento para la UE?

En contra, las potenciales piedras que podrá encontrar son unos tratados que a veces dejan poco claro sobre quién recae la responsabilidad exterior, si bien Juncker parece tenerlo claro. ¿En qué medida Tusk querrá mayor KONICA MINOLTA DIGITAL CAMERAprotagonismo en política exterior? A su vez, carece de un presupuesto propio, ya que depende del de la Comisión y este a su vez de un Parlamento Europeo con poderes reforzados y con un tercio de eurodiputados que podemos calificar de euroescépticos o eurocríticos, insuficientes para bloquear las grandes líneas de acción, pero suficientes para ser la eterna china en el zapato.

No podemos olvidar que la política exterior suele ser un asunto jugoso para los gobiernos. Resultará difícil que quieran dejarse robar protagonismos o atenerse a la línea acordada desde Bruselas. No obstante hay una pincelada de optimismo: el reciente acuerdo en noviembre entre Alemania y Francia, al que se suma Polonia, y ha sido conocido como Triángulo de Weimar. En este acuerdo por fin se reconoce expresamente la necesidad de una política exterior común —es decir, compartir embajadas— y así lo harán Francia y Alemania. Si eso lo han hecho los grandes, con el tiempo, ¿no sería lógico ver a los 28 estados miembros en una embajada y bajo una misma bandera?

Pero no desfallezcamos, Mogherini tiene a su favor valiosas herramientas: un servicio exterior plenamente operativo y con representaciones en todo el mundo y un presidente de la Comisión (Juncker) que ha dicho que pretende viajar poco y cederle el protagonismo en su área. Al mismo tiempo, el nuevo esquema de la Comisión integra el interés en la política exterior y en él la alta representante ocupa el puesto de vicepresidente en el grupo de trabajo más relacionado con la política exterior y con el mandato expreso de su presidente de dirigir y coordinar esfuerzos. Y no puede faltar el poder blando, o lo que es lo mismo, la Unión Europea como referente, pues pese a las críticas que recibe, sigue siendo un ejemplo a seguir en integración, paz y bienestar, un hecho que siempre cuesta reconocer a los demás países y que en buenas manos es una útil herramienta.

En resumen y para toda la ingente lista de tareas por realizar, mi consejo al señor Kissinger es que llame y pregunte por Federica, quien tiene 5 años por delante para demostrar que la UE sigue ahí, siendo un actor relevante a tener muy en cuenta y que está en ello.

El espectáculo circense europeo

El presente artículo fue publicado originalmente el 23 de enero de 2015 en la revista LA GRIETA

Con todos ustedes, en la pista central ¡las instituciones malabaristas de la UE! No, no nos hemos equivocado de columna, vamos a hablar de Europa y no de Circo, o tal vez sí. Si me permiten el símil con las instituciones europeas y, en particular, sus tres cabezas más visibles (Juncker- Presidente de la Comisión, Tusk- Presidente del Consejo y Moguerini – Alta representante de la UE)  conforman una peculiar agrupación cuya gestión puede asemejarse a la de un trío de malabaristas circenses acompañados de un maestro de ceremonias, el Parlamento Europeo (y su Presidente Martin Schultz).

4985920361_7e5ecd29a0_z  Imagine el lector un malabarista, con sus malabares ardiendo ¿Cuántos pueden manejar al mismo tiempo y ¿Cómo? 5…¿Tal vez 10? Ahora bien, cuando se le une otro malabarista, el número de los que pueden mantener en el aire aumentará a..¿15, 20? ¿Y si son 3 los malabaristas?[1]

Pues aún más. Volvamos ahora al ámbito europeo y pongámonos en 2 escenarios diametralmente opuestos: los tres malabaristas se compenetran a la perfección y realizan un número espectacular con docenas de malabares en el aire o se pelean y todo acaba por los suelos. Si empezamos por la parte de antecedentes, la experiencia previa del trío Barroso-Van Ron Puyu-Ashton no puede calificarse de un gran ejemplo. El perfil bajo adoptado por ellos y a su vez, buscado por los Estados miembros (sin olvidar el protagonismo de la Canciller alemana que ayudó a eclipsarlos), no puede decirse que diera pie a grandes desavenencias o luchas de poder pero tampoco a realizar grandes hazañas. Dicho de forma más mundana: dejaron gran parte de las gradas del circo por barrer.

Tengamos también en cuenta las reglas de juego: Tratado de Lisboa para los amigos o Tratado de la Unión Europea y Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea para el resto. En cualquier caso, con mucha trampa, en ellos se deja constancia de las capacidades de cada uno, pero sin entrar en una definición clara. Antes de seguir me van a disculpar, si cito aquí los tratados, al menos de palabra, pueden confiar en mí o leer el pie de página para ver los artículos referidos, pues tengo el firme (des)propósito de usar lo menos posible el vocabulario técnico de la UE, salvo cuando quiera que se echen la siesta.

 

Pues bien, agárrense que vamos a “liarla parda”. Según nuestro amigo el Tratado de Lisboa, en políticas tan notorias como la Exterior, encontramos que “el Presidente del Consejo Europeo asumirá la representación exterior, sin perjuicio de la Alta Representante” , quien está “al frente de la política exterior y de seguridad común de la Unión”[2] y ”…presidirá el Consejo de Asuntos Exteriores” y “será uno de los Vicepresidentes de la Comisión”…(más que Alto o Alta, habría que calificarla de bipolar con 2 cargos en 2 instituciones) ..y la Comisión “con excepción de la política exterior y de seguridad común… asumirá la representación exterior de la Unión”. Pero hay más…como guinda al pastel “La Unión dirigirá la política exterior y de seguridad común…”[3]  Conclusión: ¿¿Qué??¿¿Quién??¿¿Cómo??  Cualquiera que lo lea con un mínimo espíritu crítico puede pensar que lo dicho es la perfecta excusa para no hacer nada, si es que se ha enterado de algo, o finamente, comenzar un eterno debate sobre quién hace qué y tirarse los malabares a la cabeza.

 

Ahora bien ¿Y sí lo miramos desde el otro lado? Pongámonos ahora en la 6904304987_894a6a7135_otesitura que los tres se entienden a la perfección y sus aspiraciones políticas (y por qué no, egos) no chocan, sino se complementan. La falta de definiciones milimétricas les dota de la agilidad necesaria para alcanzar un acuerdo entre ellos, si ellos quieren. Tusk y Moguerini en los vértices más cercanos al público, Juncker un poco más atrás (a diferencia del anterior presidente Barroso, no busca ocupar la primera línea del photo call, no lo dice un servidor, lo dice él). Los perfiles de nuestro tres artistas circenses se complementan bastante bien, conjugan experiencia con energía y trasfondos políticos muy distintos que les permiten abarcar distintos escenarios. Por ejemplo Tusk debe entenderse con el oso del circo (Rusia), Moguerini lidiar con el cañón explosivo (Oriente Medio) y Juncker controlar la taquilla (ronda negociadora de la OMC o presupuestos de la UE).

Y todo esto, mientras (Super) Mario Dragui, doma a las fieras, es decir, calma los mercados desde el BCE y Martin Schultz, presidente del Parlamento Europeo, en su calidad de maestro de ceremonias promociona a nuestros malabaristas o les pone alguna zancadilla, pues no olvidemos que si hay un €  del presupuesto de la Unión implicado, el Parlamento habrá de pronunciarse y también éste quiere su ración de atención bajo los focos, pues a fin de cuentas, es el representante directo del público (los ciudadanos) en la pista.

En conclusión; ¡PASEN Y VEAN! Los próximos 5 años pueden dar pie a un espectáculo memorable, donde entre trapecistas, malabares, fieras y payasos, veamos surgir una Unión Europea digna del espectáculo más grande del mundo. Mientras tanto, seguiremos describiéndoles la función desde estas líneas.

Recuerden que la UE puede ser fácil y divertida,

[1] Existe un teorema en juegos malabares, planteado por Claude Shannon, donde se plantea que el número de malabares que pueden manejarse es proporcial al número de manos.  https://www2.bc.edu/~lewbel/jugweb/sciamjug.pdf

[2] Ver T.U.E art 13 y ss donde se describen las competencias de cada Institución

[3] Art 25 del TUE